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Colombia: embrujo verde esmeralda
¿Qué queda para los colombianos del enorme negocio que genera la explotación y exportación de esmeraldas? Migajas. Es lo que se queda para los pequeños comerciantes locales y los ciudadanos del mayor productor mundial de estas piedras preciosas. En realidad, las grandes compañías son las que se lucran con estas gemas, mientras el ciudadano común lucha por llegar a fin de mes y los habitantes de las zonas mineras vuelcan sus esperanzas rebuscando entre los desechos de las empresas.
El país latinoamericano exporta más del 98 % de sus esmeraldas y la gran mayoría no ha pasado por un trabajo de montaje en joya. Las gemas se comercializan en mercados internacionales que pagan millones de dólares por ellas.
Nuestra compañera Camila Lozano Delgado habló con expertos del sector y descubrió que existen cuatro elementos vitales que se deben tener en cuenta a la hora de dar valor a esta piedra preciosa: su tamaño, la talla, si tiene imperfecciones y el color.
El auge de la industria esmeraldera fue tal durante las décadas de 1970 y 1980, que a este período de la historia de Colombia se le ha denominado 'tierra verde', el cual tuvo lugar en un contexto nacional atrapado en el narcotráfico y la violencia.
Hoy en día, el modelo de multinacionales es hermético con aquellos que viven de la minería informal de esmeraldas. De la guerra hoy solo queda un enorme aviso en las montañas que dice 'Paz, Dios ve todo', que le recuerda a sus habitantes que la esmeralda es el comienzo de su vida, más no el fin de ella.
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