Redescubriendo la balalaika
El virtuoso músico de balalaika Alexei Arjipovski redescubre para los propios rusos este ilustre instrumento tradicional. En su recital en la Casa Internacional de la Música demostró que bastan sólo tres cuerdas para lo imposible: encontrar la dificultad y profundidad de un sencillo instrumento campesino.
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Barinia
“Balalaika es un estereotipo ruso, pero más negativo que positivo, que frecuentemente se vincula con algo elemental, simple, decorativo. Y lo puedo explicar. La persona rusa tiene el rasgo de la actitud indulgente consigo mismo. Pero no estoy de acuerdo con esto. Y siento el sonido de mi instrumento de otra forma”, afirma Arjipovski en una se sus entrevistas.
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Canción de cuna
Dice que puede tocar casi todo con su instrumento. Los críticos recuerdan como Arjipovski reventó el festival de guitarristas cuando interpretó un solo de 10 minutos lleno de maestría musical y de interpretación. “Fue verdadero teatro, teatro de la interpretación virtuosa y vertiginosos trucos, mímica y gestos. Muchos espectadores le compararon ni mas mi menos con Jimi Hendrix”.
Le invitan a festivales de guitarra y jazz junto con festivales de cultura rusa en EE. UU., China, Corea del Sur, Alemania, Francia, España y otros países. En el festival de Eurovisión de 2009, celebrado en Moscú, le bautizaron como el ‘Paganini de la Balalaika’.
Hay muchos músicos de balalaika en Rusia, pero él es el único que en 10 minutos con su balalaika semiacústica reúne el Vuelo del Abejorro, un abanico de canciones tradicionales folklóricas rusas, los 'riffs' de guitarra (en este caso balalaika) de blues y flamenco y las improvisaciónes de jazz.
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Misión
"No creo que la balalika sea sólo un instrumento étnico, que es necesario sólo el ámbito nacional. Las cuerdas son las mismas, la madera es la misma. Sólo que la forma es triangular”, afirma Alexei.
El vídeo y los fotos del artículo provienen de http://www.arkhipovskiy.com.