¿Y si los mapas no muestran el mundo tal como es?
El problema, a priori, es puramente matemático. Una esfera no es lo mismo que un plano: no podemos convertir una bola en un rectángulo sin producir evidentes modificaciones de la superficie. Ésa es la razón por la que ningún mapa terrestre plano es fiel a la realidad geográfica de nuestro planeta.
Para obtener una imagen plana de la esfera terrestre hay que hacer una proyección de cada punto de la esfera en un plano, y ello puede hacerse de varias formas: hay proyecciones cilíndricas, proyecciones cónicas, proyecciones azimutales... o combinaciones entre ellas.
Pero aunque el problema sea, en teoría, matemático, los terrícolas hemos visto en esto -como en casi todo- muchos más problemas, de diversos tipos. En cualquier caso, la forma del mapa depende de la proyección utilizada. O dicho de otra forma, el mundo depende de como escojamos mirarlo.
La proyección de Mercator
La proyección cartográfica de la Tierra más conocida, más ámpliamente reproducida y mas convencionalmente aceptada es la llamada proyección de Mercator. Es la que se enseña en las escuelas y en definitiva, la que todos tenemos en mente cuando pensamos en el mapa del mundo. Sin ir más lejos, Google Maps, OpenStreetMaps, o Bing maps utilizan esta proyección.
Se llama proyección de Mercator porque fue elaborada por el matemático, geógrafo y cartógrafo flamenco Gerardus Mercator (1512-1594). Su proyección cartográfica era sobretodo una herramienta de navegación, muy utilizada durante los siglos posteriores en cartas náuticas, porque permitía trazar las rutas como líneas rectas e ininterrumpidas, a diferencia de otras proyecciones más precisas. En otras palabras, si somos navegantes, con un mapa de Mercator podremos trazar correctamente nuestro rumbo de navegación como una recta, cosa que no sucede sobre una superficie esférica.
Su principal distorsión es que, al convertir los meridianos (que en la tierra son curvas que dividen la esfera en porciones como "gajos de naraja" de polo a polo) en líneas paralelas, aumentando el ancho real de la superficie cada vez mas a medida que se acerca a los polos.
La principal crítica que recibe esta perspectiva es que los países del norte aparecen más grandes de lo que son, y los países del sur aparecen más pequeños. En el uso contemporáneo de esta perspectiva en los mapas se ha querido ver una intencionalidad geopolítica de tono colonialista, o un elemento cultural de continuidad del dominio de los países ricos del norte sobre los del sur.
La perspectiva de Gall-Peters
Aquí, como vemos, ya no estamos hablando tan sólo de matemáticas ni de pura y simple geometría. Vamos a empezar por ver que dijo Arno Peters (1916-2002) sobre la proyección de Mercator: "Son los países del Tercer Mundo, los estados ex-coloniales, las naciones de los pueblos de color, los que resultan perjudicados por el mapa de Mercator. Este mapa es una expresión de la época de europeización del mundo, de la época en la que el hombre blanco dominaba el planeta, de la época de la explotación colonial del mundo, por una minoría de razas de señores blancos, implacables, bien armados, y técnicamente superiores…".
¿Qué hizo Peters al respecto? Presentar su propia alternativa, por supuesto.
Su proyección recibe el nombre de Gall - Peters porque primero fue elaborada realmente por un personaje muy curioso llamado James Gall (1808-1895), un clérigo escocés muy interesado en la astronomía y la cartografía. La imagen se dio a conocer en 1856, en el Polish Geographical Magazine. Al parecer, Peters se limitó a darle una lectura política y a "venderlo" de esta manera a la ONU y a diversas entidades de cooperación internacional, como símbolo de justicia social.
La razón es que la perspectiva de Gall -Peters es equiaérea, lo que significa que representa proporcionalmente las áreas de las distintas zonas de la tierra, y por tanto mantiene la superficie real de los países y los continentes (aunque las formas y distancias son modificadas). Por ello, África y Sudamérica aparecen mucho más grandes que en los mapas de Mercator, y Europa y Norteamérica muestran una superficie menor, lo que resulta más adecuado a la realidad.
Una visión "global"
Hay quien considera excesivas y retorcidas las críticas al mapa de Mercator, ya que sencillamente fue una manera de proyectar la superficie terrestre sobre un mapa plano para que fuera útil en navegación. En base a ello, comenzó a realizar un atlas del mundo, que no pudo concluir. Fue su hijo quien culminó la tarea. Curiosamente, los mapas rectangulares que se hacen hoy en día de otros planetas, como Venus, Marte, o Mercurio por ejemplo, son proyecciones de Mercator.
Existen además otras proyecciones como la de Aitoff o la de Winkel - Tripel, ésta última aceptada por la National Geographic Society (NGS).
La geografía terrestre es cuestión de puntos de vista, literalmente.