Nuevas medidas para silenciar las protestas en Egipto
Para silenciar en lo posible la creciente ola de protestas, iniciadas el pasado 25 de enero contra el presidente Hosni Mubarak, las autoridades egipcias han retirado la licencia televisiva al canal catarí Al Jazeera, que estaba dando una amplia cobertura a los trágicos acontecimientos en este país y era la fuente más citada por otros medios internacionales.
Tras la anulación de su licencia y revocación de las acreditaciones de los periodistas, el canal difundió una declaración acusando al Gobierno de Egipto de practicar la censura informativa y reprimir la libertad de expresión.
Anteriormente por orden gubernamental los egipcios quedaron privados de comunicación por Internet cuyas líneas fueron cortadas. Al mismo tiempo dejaron de funcionar todos los proveedores de servicios de telecomunicaciones que operaban en el país árabe.
Las manifestaciones exigiendo reformas económicas y la dimisión del gabienete presidencial van en peligroso aumento desde hace una semana. En las calles de las ciudades más importantes se han desplegado unidades blindadas del Ejército. El toque de queda fue implantado en el territorio de todo el país, pero las enfurecidas muchedumbres no lo respetan en abierto desafío a las autoridades. Continúan los sangrientos enfrentamientos entre agentes de policía y los manifestantes.
El estado de zozobra se agrava debido a los saqueos de locales comerciales y casas particulares, perpetrados por extremistas e indigentes de El Cairo, a los que ya se han sumado delincuentes que aprovechando la situación de caos general lograron escapar de las cárceles.
Antes de su cierre el canal Al Jazeera ha informado que en el curso de los disturbios -que unos llaman 'revolución democrática árabe' y otros califican como 'un brutal golpe de Estado'- en Egipto fallecieron alrededor de 150 personas, otras 4.000 resultaron heridas. Por la noche del sábado los médicos capitalinos se dirigieron hacia los ciudadanos pidiendo donar sangre para los numerosos heridos, que ya desbordan los hospitales del país.
Este domingo, 30 de enero, Ban ki-moon, durante la apertura de la Cumbre de la Unión Africana, exhortó a los participantes a mostrar continencia y no recurrir a la violencia. El secretario general de la ONU expresó la necesidad de “escuchar atentamente la voz del pueblo”.
Debido al desconcierto que se apodera de todo el territorio varios países han iniciado operaciones aéreas a fin de evacuar a sus ciudadanos. La situación inquietante se propaga por todo el Estado, llegando a los centros turísticos.
En la ciudad balneario Sharm-el-Sheikh han sido desplegadas unidades militares. La embajada de EE. UU. en El Cairo ha anunciado la evacuación de sus ciudadanos, para lo cual fueron organizados vuelos chárter.
Dos representantes oficiales rusos han sido enviados urgentemente a Egipto con la misión de evaluar la situación y presentar recomendaciones a las autoridades, con el posible objetivo de proceder a la rápida evacuación de numerosos turistas que se concentran principalmente en los hoteles del mar Rojo. Según los últimos datos del Rosturism (Agencia Federal de Turismo), podrían encontrarse en estos momentos alrededor de 40.000 ciudadanos rusos.
El presidente Mubarak se niega a presentar su dimisión, haciendo numerosos cambios en el Ejecutivo a fin de calmar los ánimos y apaciguar el país que parece estar ya fuera de su control. Así el mariscal de aviación, Ahmed Mohamed Shafik, ha sido nombrado primer ministro para remodelar el gabinete.