La Policía recupera el control de la favela Vila Cruzeiro en Río de Janeiro
La policía de Río de Janeiro ha retomado el control de la favela Vila Cruzeiro, que durante los últimos cinco días ha sido centro de enfrentamientos entre pandillas de narcotraficantes y las fuerzas del orden. Para frenar la violencia de los criminales, que ha dejado al menos 34 muertos, las fuerzas de seguridad han desplegado vehículos blindados, helicópteros y miles de agentes fuertemente armados. Por primera vez se han utilizado tanques para este tipo de operaciones: los oficiales debieron reconocer que sólo es posible afrontar los ataques de los narcos disponiendo de los recursos de las Fuerzas Armadas, ya que en su mayoría los delincuentes cuentan con todo tipo de armas y municiones.
Además, el Ministerio de Defensa del país anunció el despliegue de 800 oficiales del Ejército nacional para ayudar a los policías de Río de Janeiro en la lucha contra los delincuentes.
Por quinto día consecutivo las batallas urbanas mantienen paralizada la ciudad de Río de Janeiro. El jueves alrededor de 150 miembros del Batallón de Operaciones Policiales Especiales (BOPE) acudieron en vehículos blindados a Vila Cruzeiro, centro neurálgico del tráfico de drogas.
En un intento por defenderse, hombres fuertemente armados quemaron más de 40 vehículos, pararon decenas de autobuses, robaron a los pasajeros y asaltaron varios puestos policiales. Tras los choques fallecieron al menos 30 personas, la mayoría de ellos insurgentes, aunque también se ha informado de la muerte de una menor y de una jubilada. Alrededor de 150 delincuentes fueron detenidos. En las favelas se ha confiscado una tonelada de marihuana y una cantidad importante de armas y explosivos. Durante todo el día la ciudad ha sido patrullada por helicópteros policiales.
Los ciudadanos permanecen en sus casas
Miles de personas evitan salir de su casa. Las empresas de transporte público suspendieron los recorridos en los barrios más peligrosos. Los combates callejeros han provocado el cierre de escuelas, comercios e instituciones públicas. Los medios locales informan de que 12 jardines de infancia y 21 escuelas cerraron sus puertas para prevenir posibles ataques a alumnos, profesores y al personal. Se calcula que más de 12.400 niños no asisten a las clases. La Universidad de Río de Janeiro también está cerrada. Algunos hospitales suspendieron operaciones quirúrgicas planeadas para este fin de semana con el fin de tener capacidad para atender a los heridos en los enfrentamientos.
"Embestidas de desesperación"
Según las autoridades de la ciudad, la ola de ataques fue provocada por la implementación del plan gubernamental para la "pacificación de las favelas", programa adoptado de cara al Mundial de 2014 y la Olimpiada de 2016 que se realizarán en la capital carioca. El objetivo del Gobierno es desalojar a los narcotraficantes de las favelas, que han estado controladas por los delincuentes durante largos años, y garantizar la seguridad de los ciudadanos.
El gobernador del estado, Sergio Cabral, dijo que los ataques son consecuencia de esta normativa y las calificó como "embestidas de desesperación" ya que, según él, los narcos presienten que van perdiendo el control sobre los territorios de la ciudad.
Las autoridades de la ciudad salieron a desmentir los prejuicios que pueden surgir como resultado de los ataques y aseguraron que la ola de violencia no va a afectar a los eventos deportivos.
Precio de la violencia
La Federación de Comercio de Río de Janeiro (Fecomercio-RJ) calculó que los ataques han causado pérdidas por valor de casi 23 millones de dólares diarios. En los últimos días la mayoría de las instituciones y empresas han permanecido cerrados, lo que representa un aumento considerable de las pérdidas.