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Conferencia de paz Ginebra 2: un 'diálogo de sordos'
La conferencia Ginebra 2 está destinada a poner fin al conflicto que estalló hace casi tres años en Siria. Sin embargo, ya se ha puesto en evidencia que la negociación del Gobierno sirio con sus opositores más bien parece un 'diálogo de sordos'.
En la conferencia de paz Ginebra 2 –que comenzó el miércoles en la ciudad suiza de Montreux– los representantes del Gobierno de Bashar al Assad y de la oposición siria por primera vez se han sentado frente a frente a la mesa de diálogo. Con ello, ningún diplomático esconde que será una negociación ardua y difícil.
Así quedó en evidencia ya en las primeras 24 horas de la conferencia de paz. Ambas partes dejaron claro que han llegado con objetivos muy distintos. La oposición quiere a Bashar Al Assad fuera del poder.
Así, el portavoz de la Coalición Nacional Siria, Monzer Akbik, afirmó: "Cuando se forme un Gobierno provisional, que asuma todas las funciones: militares, gubernamentales. El presidente deberá traspasar todo el poder a este órgano. Por lo que sí, Al Assad tiene que renunciar".
Esa es una de las líneas rojas de la delegación siria, que opina que la salida del presidente Al Assad no es una opción. A Suiza el Gobierno llega con la intención de poner el foco en otro punto muy diferente. "Hay que poner el fin al terrorismo, ejercer presión sobre los Gobiernos que respaldan, albergan, financian y entrenan a los terroristas en Siria", aseveró el representante de Siria ante la ONU, Bashar Jaafari.
Según la delegación de Al Assad, 83 nacionalidades están combatiendo dentro del país contra el Gobierno sirio. Pero ante los primeros cruces de acusaciones, el secretario general de las Naciones Unidas, Ban Ki-moon, quiso en rueda de prensa mandar dos mensajes. A la autoridades sirias el alto funcionario dijo que su prioridad no debería ser su política antiterrorista, sino crear un Gobierno provisional. Y al dirigirse a la oposición exigió, ante todo, una "mayor unidad en sus filas".
En las últimas semanas anteriores al encuentro se dio a conocer que el consenso dentro de los detractores de Al Assad brilla por su ausencia. Así, el dirigente del Frente Islámico, Abu Omar, manifestó: "El futuro de Siria se decidirá con sangre en las trincheras, no en huecas conferencias a las que acuden aquellos que ni siquiera se representan a sí mismos".
En medio de este laberinto diplomático se encuentra el enviado especial de la ONU y la Liga Árabe para Siria, Lajdar Brahimi, que intenta desde el viernes sembrar el entendimiento. Su base son las conclusiones de la primera conferencia de paz sobre Siria de 2012. Un arma de doble filo por las múltiples interpretaciones que se le puede dar.
En esta conferencia de paz es posible que las negociaciones entre ambas partes se conviertan en diálogos de sordos. En concreto, hay escépticos sobre la posibilidad de verdaderos avances y puntos de acuerdo, pero la pregunta es: ¿Qué otras alternativas hay más allá de Ginebra 2?
Sin un horizonte claro, el reloj corre en contra de los ciudadanos sirios ya que cada día que pasa empeora la crisis humanitaria.
Así quedó en evidencia ya en las primeras 24 horas de la conferencia de paz. Ambas partes dejaron claro que han llegado con objetivos muy distintos. La oposición quiere a Bashar Al Assad fuera del poder.
Así, el portavoz de la Coalición Nacional Siria, Monzer Akbik, afirmó: "Cuando se forme un Gobierno provisional, que asuma todas las funciones: militares, gubernamentales. El presidente deberá traspasar todo el poder a este órgano. Por lo que sí, Al Assad tiene que renunciar".
Esa es una de las líneas rojas de la delegación siria, que opina que la salida del presidente Al Assad no es una opción. A Suiza el Gobierno llega con la intención de poner el foco en otro punto muy diferente. "Hay que poner el fin al terrorismo, ejercer presión sobre los Gobiernos que respaldan, albergan, financian y entrenan a los terroristas en Siria", aseveró el representante de Siria ante la ONU, Bashar Jaafari.
Según la delegación de Al Assad, 83 nacionalidades están combatiendo dentro del país contra el Gobierno sirio. Pero ante los primeros cruces de acusaciones, el secretario general de las Naciones Unidas, Ban Ki-moon, quiso en rueda de prensa mandar dos mensajes. A la autoridades sirias el alto funcionario dijo que su prioridad no debería ser su política antiterrorista, sino crear un Gobierno provisional. Y al dirigirse a la oposición exigió, ante todo, una "mayor unidad en sus filas".
En las últimas semanas anteriores al encuentro se dio a conocer que el consenso dentro de los detractores de Al Assad brilla por su ausencia. Así, el dirigente del Frente Islámico, Abu Omar, manifestó: "El futuro de Siria se decidirá con sangre en las trincheras, no en huecas conferencias a las que acuden aquellos que ni siquiera se representan a sí mismos".
En medio de este laberinto diplomático se encuentra el enviado especial de la ONU y la Liga Árabe para Siria, Lajdar Brahimi, que intenta desde el viernes sembrar el entendimiento. Su base son las conclusiones de la primera conferencia de paz sobre Siria de 2012. Un arma de doble filo por las múltiples interpretaciones que se le puede dar.
En esta conferencia de paz es posible que las negociaciones entre ambas partes se conviertan en diálogos de sordos. En concreto, hay escépticos sobre la posibilidad de verdaderos avances y puntos de acuerdo, pero la pregunta es: ¿Qué otras alternativas hay más allá de Ginebra 2?
Sin un horizonte claro, el reloj corre en contra de los ciudadanos sirios ya que cada día que pasa empeora la crisis humanitaria.
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