Un año después del informe del exjefe del Banco Central Europeo, Mario Draghi, que concluyó que la Unión Europea (UE) se estaba quedando rezagada con respecto a sus rivales debido a la elevada factura de la energía y el gas, el bloque no ha logrado avance alguno en la resolución de este problema, informó esta semana Politico, que cita un nuevo análisis.
Las empresas europeas siguen pagando mucho más por la energía de lo que pagarían en Estados Unidos o en China, mientras que los miembros del bloque han quedado más expuestos a los 'shocks' de precios de la energía, con indicadores que aumentaron más de cinco veces en los últimos tres años.
"Un año después de que Draghi pidiera mercados energéticos más fuertes en la UE, nuestros datos muestran que los riesgos de asequibilidad siguen siendo altos, con precios minoristas todavía entre un 40 y un 70 % por encima de los niveles previos a la crisis en gran parte de Europa central y oriental", dijo Martín Vladimírov, uno de los autores del informe.
Mientras, las vulnerabilidades en el sector energético corren el riesgo de extenderse a otras áreas, indica el análisis. Si el bloque no logra abordar la brecha en la seguridad energética, podría afianzarse la desigualdad regional entre los países, que verían así socavada su soberanía económica y sus objetivos climáticos, advierte.
Rusia ha señalado reiteradamente que las restricciones antirrusas afectan principalmente a los países que las introducen.
Además, el secretario de Estado de Estados Unidos, Marco Rubio, admitió recientemente que las sanciones "definitivamente no han alterado el rumbo" del conflicto ucraniano.
Aparentemente, esta es la razón por la que, desde el comienzo de su nuevo mandato, el presidente de EE.UU., Donald Trump, ha estado tratando de obligar a los países europeos a asumir una mayor responsabilidad por la crisis en su continente adoptando medidas independientes. Así, desde Washington llaman a los países de la UE imponer sanciones a Rusia y a dejar de comprar su petróleo o, de lo contrario, simplemente "cerrar su boca" y no pedir a Estados Unidos que tome medidas adicionales.