El artista y micólogo estadounidense Sam Shoemaker emprendió a primeros de agosto una travesía por el océano a bordo de un kayak poco convencional hecho por el mismo. La embarcación, de color amarillento y textura irregular, estaba compuesta enteramente de hongos.
Shoemaker inició su viaje en las aguas de la isla Catalina con el objetivo de remar unos 42 kilómetros hasta San Pedro, al sur de Los Ángeles y completar la travesía en aguas abiertas más larga del mundo a bordo de un kayak hecho de hongos.

Para su aventura, el artista llevó consigo su teléfono, una cámara GoPro, un 'walkie-talkie' y una brújula sujeta a su chaleco salvavidas. El viaje arrancó poco antes de las seis de la mañana para evitar el fuerte oleaje que preveía el pronóstico meteorológico, pero al cabo de solo tres horas el hombre comenzó a marearse.
Poco después de rebasar los 14 kilómetros, lo sobresaltó el sonido de un animal que salía a superficie: una ballena de aleta de 15 metros que lo acompañó durante otros 5 kilómetros. Al llegar a la orilla tras 12 horas de remo con el kayak aún intacto, el viajero abrazó a sus amigos y familiares.

El artista terminó en junio la embarcación, cultivada a partir de un micelio silvestre conocido como 'Ganoderma polychromum', después de que el hongo creciera durante seis semanas y se secara a lo largo de 3 meses. La nave, que pesa 48 kilos y mide unos 3,6 metros de largo, también incorporó una quilla para un mejor seguimiento y rigidez.
El micólogo y sus allegados esperan que este viaje, que Shoemaker describe como "una experiencia psicodélica", despierte curiosidad sobre este material tan inusual que se perfila como una opción más ecológica que los plásticos que se usan en embarcaciones y otras actividades acuáticas recreativas.

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