Durante la Segunda Guerra Mundial, el Japón militarista desarrollaba métodos de sabotaje bacteriológico contra la Unión Soviética, China y Estados Unidos y se realizaban experimentos con seres humanos vivos, fusilando masivamente a partisanos chinos con proyectiles cargados con bacterias de la peste, el ántrax y el cólera, según revelaron documentos desclasificados por el Servicio Federal de Seguridad de Rusia.
Los archivos, difundidos este lunes, incluye el testimonio de un bacteriólogo identificado como Kato Tsunenori, quien participó en el desarrollo de las armas en la Unidad 731 del Ejército Imperial Japonés. Durante la investigación, el científico proporcionó a las autoridades soviéticas información detallada sobre los experimentos realizados con bacterias mortales, los métodos de uso bélico de las armas bacteriológicas (pulverización desde aviones, proyectiles de artillería, etc.), los experimentos para estudiar la congelación, el estudio de las armas químicas, entre otros asuntos.
"Las pruebas se realizaban con chinos y terminaban con la muerte"
Así, indicó durante los interrogatorios de 1948 que los experimentos sobre los efectos de diversas bacterias en los órganos humanos se llevaron a cabo en una localidad cerca de Harbin. "Las pruebas se realizaban con chinos y, por regla general, terminaban con la muerte. Por lo general, se mataba mediante la infección con bacterias a partisanos chinos o personas que simpatizaban con ellos. Esas personas eran trasladadas [...] desde toda Manchuria", detalló.
El médico señaló que también se llevaban a cabo experimentos para propagar bacterias mediante artillería. "Esto se hacía de la siguiente manera. Se llevaba a varios cientos de chinos al campo y luego se les disparaba con proyectiles llenos de bacterias de la peste, el ántrax o el cólera. Después de un tiempo, se recogían los cadáveres y a los enfermos, y se calculaba el porcentaje de contagio. De esta manera se determinaba la calidad de las bacterias", dijo.
Asimismo, reveló que las funciones de la Unidad 731 "consistían únicamente en el sabotaje bacteriológico y la realización de experimentos con seres humanos", aunque oficialmente sus tareas incluían "la lucha contra las enfermedades epidémicas en el Ejército de Kwantung, la fabricación y el suministro de equipos de filtración a las tropas". "Pero al mismo tiempo se estudiaban en secreto métodos de sabotaje bacteriológico contra la URSS, China y Estados Unidos, y se realizaban experimentos con seres humanos vivos", agregó.
Al final de su declaración, el médico expresó su opinión sobre el general Shiro Ishii, que estuvo al mando del escuadrón. "Ishii es una persona inmoral. Dirigió experimentos con seres humanos vivos y asesinó con increíble crueldad a muchos chinos. Tampoco le importaban las numerosas víctimas, incluso mortales, que causaban sus colaboradores. Cuando Japón perdió la guerra, tuvo la oportunidad de abandonar el trabajo que dirigía y a sus empleados, y huir a Japón en avión, donde quizá ahora viva felizmente y con salud. No solo es enemigo de la Unión Soviética, sino también de los japoneses", apuntó. "He expuesto aquí todo lo que sé sobre el trabajo que realizaba Ishii, pero al mismo tiempo no pretendo culpar de estos crímenes a una sola persona e insistir en mi inocencia", concluyó.

Unidades bacteriológicas de Japón
El Estado Mayor japonés planeaba utilizar armas bacteriológicas directamente durante las operaciones ofensivas contra el Ejército Rojo con el fin de neutralizar su fuerza viva y, en caso de retirada de las tropas japonesas, infectar el territorio abandonado para provocar epidemias masivas entre las tropas enemigas y la población civil.
Con este fin, en 1935 y 1936 se crearon en Manchuria los escuadrones 731 y 100, con sus filiales subordinadas, dedicadas al desarrollo de armas bacteriológicas y al estudio de sus métodos de aplicación en combate.
Durante el conflicto soviético-japonés en 1939, en la zona del río Jaljin Gol, los efectivos de la Unidad 731, durante la retirada de las tropas japonesas, vertieron en el agua varios cilindros con bacterias de tifus abdominal, paratifo y disentería para envenenar al Ejército Rojo y a los ganaderos mongoles.
Las actividades de las unidades bacteriológicas se llevaron a cabo de forma más activa contra China entre 1940 y 1942; los experimentos con seres humanos y la prueba de métodos de infección de la flora y la fauna se practicaron activamente entre 1941 y 1945, y los actos de sabotaje, entre 1944 y 1945.
La rápida ofensiva de las tropas soviéticas en agosto de 1945 frustró los planes de los militares japoneses de utilizar armas bacteriológicas en las operaciones de combate. Con el fin de ocultar las huellas de sus actividades criminales, el mando del Ejército de Kwantung se vio obligado a dar la orden de destruir los edificios de los escuadrones 731 y 100, sus sucursales, la base de laboratorios, las reservas acumuladas de armas bacteriológicas, la documentación y los resultados de los experimentos.
