
Argentina digitaliza documentos vinculados con actividades del Tercer Reich en el país

La Corte Suprema argentina avanza en el proceso de limpieza, digitalización e inventario de miles de documentos vinculados con argentinos que deseaban sumarse a las filas de la Alemania nazi. Esos documentos, encontrados dentro de 12 cajas almacenadas en el archivo del Palacio de Tribunales de la ciudad de Buenos Aires, permanecieron ocultos por más de 80 años, reporta La Nación.
Los hallazgos incluyen carnés de afiliación a una organización nazi, documentos, propaganda y libretas con esvásticas aparentemente elaborados a finales de la década de 1930, que la Justicia local incautó en 1941, justo cuando el Tercer Reich se encontraba en su apogeo, al controlar extensas porciones del oeste y el centro de Europa.
La mayor parte del descubrimiento corresponde a unos 4.600 carnés del 'Deutsche Arbeitsfront' –Frente Alemán del Trabajo–, una entidad creada por Berlín en aquellos años para reemplazar a los sindicatos que fue vista como un mecanismo para adherir a trabajadores extranjeros a la maquinaria nazi.

Para entonces, Argentina figuró como un blanco apetecible porque contaba con una estructura militar poderosa donde había simpatizantes del fascismo y tenía en sus filas a personajes notables como el general Pedro Pablo Ramírez –dictador entre 1943 y 1944– y a un joven Juan Domingo Perón, quien acabaría por convertirse en uno de los líderes más importantes de la nación suramericana.
La historia de las cajas
De acuerdo con la reconstrucción que hiciera el máximo tribunal, la historia comenzó el 20 de junio de 1941, cuando llegaron a tierras argentinas 83 bultos enviados por la Embajada de Alemania en Tokio a bordo del buque Nan-a-Maru.
La legación diplomática de los nazis en Argentina había declarado la carga como objetos personales que serían utilizados por sus miembros, un alegato con el que esperaba evitar revisiones en la aduana. Empero, las autoridades aduaneras detuvieron su ingreso y, en su lugar, se comunicaron con el entonces canciller, Enrique Ruiz Guiñazú, pues temieron que el envío comprometiera la posición neutral del país durante el conflicto.
Tras la intervención de Ruiz Guiñazú, se involucró a la Comisión Especial Investigadora de las Actividades Antiargentinas, una entidad adscrita a la Cámara de Diputados del Congreso nacional que operó entre 1941 y 1943.

Fue así como el 8 de agosto de 1941, funcionarios de la aduana, la cartera de Exteriores y la comisión parlamentaria abrieron cinco cajas seleccionadas al azar y allí se toparon con fotografías, postales y material propagandístico nazi, así como con miles de carnés de afiliación a la sección internacional del Partido Nacionalsocialista Obrero Alemán y a la Unión Alemana de Gremios.
Los diplomáticos nazis asentados en Argentina solicitaron la devolución de los paquetes con la promesa de devolverlos a su Embajada en Japón, pero aunque las autoridades nacionales estuvieron de acuerdo, la comisión investigadora recurrió a la Justicia para impedirlo, alegando que se trataba de propaganda de carácter antidemocrática y perjudicial para los intereses nacionales.
Como parte de sus argumentaciones, los reclamantes destacaron que la revisión se hizo siguiendo un procedimiento aleatorio y se llamó a recordar que los representantes diplomáticos de Adolf Hitler habían mentido para hacer pasar como correo diplomático un transmisor radiotelegráfico.

Así las cosas, el juez federal Miguel Luciano Jantus ordenó la incautación del material y, tres días más tarde, remitió la causa a la Corte Suprema, al considerar que el asunto involucraba directamente a otro país y allí permanecieron hasta la fecha.
Descubrimiento fortuito
La documentación fue hallada fortuitamente mientras tenía lugar la mudanza del archivo en razón de los trabajos de construcción para el futuro Museo de la Corte Suprema. Así, refiere el medio argentino, al abrir una de las cajas, se encontró material orientado a difundir la ideología nazi en Argentina en el contexto de la Segunda Guerra Mundial.
Los funcionarios refirieron que las cajas estaban arrumadas en un sótano del edificio, pero tras el descubrimiento, se decidió que la apertura de todo el material debía realizarse frente a expertos, investigadores y miembros del máximo tribunal, encabezados por su presidente, Horacio Rosati, lo que acabó por ocurrir el pasado 12 de junio.