
EE.UU. se asegura puerto clave en Centroamérica en plena disputa comercial con China

En el contexto de su disputa comercial con China, EE.UU. avanzó en Centroamérica tras asegurarse un contrato para la modernización y aseguramiento de Puerto Quetzal en Guatemala, a partir de un convenio de colaboración que suscribieron la semana previa el presidente guatemalteco, Bernardo Arévalo, y el jefe del Comando Sur, Alvin Holsey, en presencia del embajador estadounidense en Guatemala, Tobin Bradley.
Según explica la prensa local, la iniciativa pretende frenar la actividad de "mafias" en el estratégico puerto, ubicado en el litoral pacífico guatemalteco y supone una inversión inicial de las dos administraciones equivalente a unos 130 millones de dólares para las fases de evaluación, diseño y supervisión, al tiempo que las actividades de construcción arrancarían en 2027, una vez se concluyan los estudios y se seleccionen los contratistas.
"Liderados por el Cuerpo de Ingenieros del Ejército de EE.UU., y en colaboración con nuestros socios guatemaltecos, esta fase inicial del proyecto [es una inversión] de 63 millones de dólares, incluye navegación en los puertos, diseño de servicios de transporte, canales de navegación, sistemas de atraque y desarrollar mejoras de alta calidad y duración con sistemas de almacenaje, terminales y otras instalaciones", apuntó Holsey.
De acuerdo con el alto funcionario estadounidense, Washington también facilitará al país centroamericano el "acceso a expertos en la materia para llevar a cabo estudios de vialidad", en interés de "identificar potenciales proyectos de construcción que optimicen la capacidad y la eficiencia de las operaciones portuarias".
"Visión común"
Aunque el proyecto inicialmente se centrará en la modernización de Puerto Quetzal, la expectativa es que la asociación entre EE.UU. y Guatemala en esta materia se extienda al Puerto Santo Tomás de Castilla, que se encuentra justo al otro extremo del país, sobre las aguas del océano Atlántico, precisa Infodefensa.
Esto daría a las autoridades estadounidenses incidencia sobre dos instalaciones estratégicas para el comercio.

Por su parte, Bradley calificó como "emblemático" el proyecto de modernización portuaria y destacó que el plan "no solo conecta puertos, sino que une propósitos y pueblos". "Los grandes logros no se alcanzan en solitario, se construyen juntos, con visión compartida, determinación, esfuerzo coordinado y compromiso firme", valoró el diplomático, quien aseguró que el acuerdo representa "una visión común de prosperidad regional".
"Esta visión cobra fuerza con la visita del secretario [de Estado de EE.UU., Marco] Rubio a Guatemala y la conversación privada que sostuvo con el presidente [Bernardo] Arévalo, donde se sentaron las bases de esta alianza transformadora", completó.
De su parte, Arévalo inscribió la alianza dentro de los esfuerzos que realiza su gestión para mejorar las condiciones de vida de la población, por medio del aprovechamiento de las "oportunidades únicas" que ofrece la geografía de Guatemala.
"Esta firma no es un fin en sí mismo: es el inicio de un gran proyecto de nación, que inicia con la modernización portuaria en ambos océanos, que continúa con la construcción y rehabilitación de las vías férreas que conectarán nuestras costas y posicionarán a Guatemala como un centro logístico estratégico en el continente", abundó.
Freno a China
Con este movimiento, el Gobierno del presidente Donald Trump intenta asegurarse el control de otro eventual corredor biocéanico donde no esté presente la creciente influencia de China. La alta cercanía entre la gestión de Arévalo y el Gobierno de EE.UU. parece estar allanando el camino en esa dirección y sin diatribas ni estridencias.

Esto contrasta con lo sucedido en Panamá, donde el mandatario estadounidense ha amenazado repetidamente con apoderarse del canal, consiguió que el Gobierno panameño no renovara su asociación con Pekín para hacer parte de la iniciativa de la Franja y la Ruta, y presiona para que la estadounidense BlackRock se haga con el control de los puertos operados por CK Hutchison Holdings, un conglomerado basado en Hong Kong.
En Suramérica, la Casa Blanca también se ha puesto manos a la obra para detener la presencia del gigante asiático en los puertos. La inauguración en 2024 del megapuerto de Chancay, construido a partir de un proyecto de asociación estratégica entre Perú y China, encendió las alarmas entre altos funcionarios estadounidenses, que ya evalúan impulsar una iniciativa semejante en Chile e incluso en el propio Perú, con el megapuerto de las Américas.