
La violencia escolar se triplica en 10 años en Brasil

El número de casos de violencia dentro del entorno escolar en Brasil se triplicó en los últimos 10 años, alcanzando su punto más alto en 2023. Una investigación de la Fundación de Amparo a la Investigación del estado de Sao Paulo (Fapesp) revela una situación alarmante que afecta a estudiantes, docentes y comunidades enteras.
Este fenómeno incluye agresiones psicológicas, discriminación racial y sexista, y un creciente malestar emocional entre los jóvenes.

En 2023, 13.100 personas fueron atendidas en los servicios de salud públicos y privados tras autolesionarse, intentar suicidarse o sufrir ataques psicológicos y físicos en el entorno educativo. En 2013, se registraron 3.700 episodios.
En el estado de Sao Paulo, los casos de sufrimiento emocional reportados entre estudiantes pasaron de 117 en 2019 a más de 3.100 en 2023. Las tentativas de suicidio se multiplicaron por más de 35 en ese mismo periodo.
"Desintegra a personas"
La pedagoga Luciene Regina Paulino Tognetta advierte que esta forma de violencia es silenciosa y profunda, ya que desestabiliza emocionalmente a los estudiantes, empujándolos al aislamiento y, muchas veces, al contacto con grupos extremistas en Internet.
"El problema central no es solo la violencia que estalla en las escuelas, sino la violencia que desintegra a las personas, lo que ha llevado a los adolescentes al aislamiento social y a buscar grupos extremistas que operan en internet. Si la escuela no los acoge, alguien más lo hará", dijo.

Según datos del Ministerio de Educación, que recoge G1, estas conductas se agrupan en agresiones extremas, con ataques premeditados y letales; violencia interpersonal, incluyendo actos de hostilidad y discriminación entre estudiantes y docentes; acoso escolar, con intimidación física, verbal o psicológica de forma reiterada; y episodios de violencia cerca de la escuela, como tiroteos y robos, que amenazan la seguridad y el bienestar de la comunidad educativa.
La Fapesp considera que el aumento de casos de violencia puede explicarse por la desvalorización de la labor docente, la creciente normalización del discurso de odio —percibido muchas veces como inofensivo— y las condiciones precarias de la infraestructura escolar.
A esto se suma la exposición de muchos estudiantes a situaciones de violencia en el entorno familiar, las fallas en las estrategias de mediación de conflictos y la falta de preparación de los departamentos de educación estatales para abordar problemáticas como la misoginia y el racismo.