
Bodas falsas: un lucrativo negocio para enfrentar la presión matrimonial

Cao Mei, una joven de Chengdu, China, ha creado un negocio singular al escenificar 20 matrimonios ficticios, ayudando a sus clientes a enfrentar las presiones sociales relacionadas con las citas y el matrimonio. Su aventura comenzó en 2018, cuando un amigo le pidió que se hiciera pasar por su novia en una reunión familiar, revelando así una sorprendente demanda de este tipo de servicios en una sociedad donde las expectativas familiares pueden ser abrumadoras.

Desde entonces, Cao se ha convertido en una auténtica "actriz de la vida", organizando elaboradas bodas falsas, especialmente durante las festividades. No se limita a interpretar un papel; se sumerge por completo en la experiencia, memorizando detalles personales y conociendo de antemano a la familia del novio, participando activamente en las celebraciones.
Sus servicios son solicitados también por padres que desean salvar su reputación tras la cancelación de un compromiso. En un caso memorable, una madre contrató a Cao para llevar a cabo la boda de su hijo después de una abrupta cancelación, asegurándose de que el honor de la familia se mantuviera intacto. Con un costo de aproximadamente 1.500 yuanes (unos 200 dólares) al día, el trabajo de Cao pone de manifiesto las intensas presiones a las que se enfrentan las familias, que a menudo conducen a conflictos generacionales.
A pesar de su éxito, mantiene su profesión en secreto ante su propia familia, afirmando que trabaja en una oficina convencional para evitar malentendidos. Sin embargo, establece límites claros con sus clientes, evitando cualquier contacto íntimo. El jurista He Bo señala que, aunque su trabajo no es ilegal, conlleva riesgos de fraude y otras complicaciones legales.