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Seis bellezas del cine soviético que conquistaron la pantalla y los corazones

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Estas mujeres son, además de caras bonitas, artistas que llevaron el cine soviético a nuevas alturas.
Seis bellezas del cine soviético que conquistaron la pantalla y los corazones

El cine soviético no solo se destacó por su narrativa y su estética única, sino también por las actrices que se convirtieron en símbolos de una época. Estas seis mujeres deslumbraron por su belleza y talento inigualable.

Tatiana Samóilova

La inolvidable Anna Karénina de la adaptación soviética de 1967, Samóilova fue un ícono de elegancia y sensibilidad. Su papel en 'Cuando pasan las cigüeñas' (1957), ganador de la Palma de Oro en Cannes, la consolidó como una de las grandes figuras del cine soviético y mundial.

Natalia Varléi

Recordada por su protagónico en 'La prisionera del Cáucaso o nuevas aventuras de Shúrik' (1967), Varléi combinó belleza y humor con una naturalidad única, ganándose el cariño de la audiencia con su interpretación de una joven ingenua y divertida.

Su fresco atractivo y su talento para la comedia, la convirtieron en una de las actrices más queridas del cine soviético. Además de su trabajo en el séptimo arte, Varléi también hechizó al público como poeta y cantante, demostrando una delicadeza artística que trascendía la pantalla.

Liudmila Márchenko

Con su belleza y encanto natural, Márchenko se ganó el apodo de, nada menos, 'Audrey Hepburn soviética' durante sus estudios en la Universidad Panrusa de Cinematografía (VGIK, por sus siglas en ruso).

El papel de Nástenka (diminutivo de Anastasía) en 'Noches blancas' (1959), adaptación cinematográfica de la novela corta homónima de Fiódor Dostoyevski, era su favorito.

Margarita Térejova

Una actriz de mirada intensa y presencia magnética, Térejova dejó huella en películas como 'El espejo' (1974), de Andréi Tarkovski, donde su protagónico fue considerado una de las actuaciones más memorables del cine soviético.

Debutó en la película 'Hola, soy yo' (1965) del director soviético-armenio Frunze Dovlatián y se distinguió, asimismo, en 'D'Artagnan y los tres mosqueteros' (1978), en el rol de Milady de Winter. Térejova no solo era admirada por su beldad, sino también por su habilidad para transmitir emociones complejas con una sutileza única.

Tatiana Dorónina

Una de las actrices más versátiles de su generación, Dorónina atrajo la atención en 'Los álamos de la calle Pliushia' (1967), donde encarnó el símbolo de la mujer soviética: fuerte, sensible y llena de sueños. Dorónina era admirada tanto por su belleza como por su capacidad para interpretar personajes sofisticados con una naturalidad asombrosa.

Irina Alfiórova

Con su encanto y mirada cautivadora, Alfiórova se robó los corazones al saltar a la fama con su papel de Constance Bonacieux en 'D'Artagnan y los tres mosqueteros' (1978). También protagonizó el icónico melodrama de Pável Arsénov 'No se separen de sus amados' (1979).

Alfiórova se convirtió en un rostro inolvidable del cine y la televisión soviéticos, combinando su atractivo físico con una actuación llena de matices y profundidad.

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