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China expulsa un barco que navegaba cerca de un arrecife en disputa en el mar de la China Meridional
Según el comandante a cargo de la operación, anteriormente sus tropas ya habían respondido más de 100 incidentes similares "cara a cara con oponentes de diferentes países".
El Ejército Popular de Liberación de China expulsó un barco que navegaba cerca de un arrecife en el mar de la China Meridional reclamado por Pekín como parte de su territorio.
Según informa la prensa local, la embarcación se encontraba en las inmediaciones de Fiery Cross, un arrecife en las disputadas islas Spratly que se reporta como puesto militar chino.
El informe no especificó la nacionalidad de la nave, su tipo o cuándo ocurrió el incidente, ni imágenes del desalojo. En su lugar, se mostró una recreación de las tropas del Ejército detectando el objetivo, protegiendo posiciones en la isla y enviando lanchas rápidas para ahuyentar al barco.
Según la recreación, los soldados en la estación de radar del arrecife identificaron un objetivo sospechoso a 15 km de distancia y acercándose, lo que llevó al comandante del batallón, Wang Kaijuan, a ordenar a sus tropas que tomaran posiciones avanzadas.
Una docena de soldados de la guarnición tomaron sus armas en posiciones cercanas, mientras que otros abordaron al menos tres vehículos tácticos ligeros CSK-181. La prensa local reportó que Wang había respondido previamente a más de 100 incidentes similares "cara a cara con oponentes de diferentes países".
- El mar de la China Meridional fue una fuente constante de tensión durante años y es objeto de reclamaciones territoriales y marítimas por parte de varios países: China, Vietnam, Filipinas, Malasia, Indonesia y Brunéi. Se estima que a través de este mar, que cuenta con abundantes recursos de hidrocarburos y pesca, transitan unos tres billones de dólares anuales en comercio marítimo.
- Pekín ha estado construyendo islas artificiales y desplegando infraestructura militar en los archipiélagos de Spratly y Paracelso para consolidar su dominio sobre ellos, pese a las protestas encabezadas por sus vecinos y por EE.UU., que temen la creciente influencia del gigante asiático en la región.
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