Los megalodones recién nacidos eran caníbales y medían más que una persona adulta
Las crías del extinto megalodón, un monstruo marino que vivió hace de 15 a 3,6 millones de años, medían al nacer dos metros de longitud, según un nuevo estudio sobre la biología reproductiva de esta gigantesca especie de tiburón.
Desde los primeros momentos de su vida en el mar, este depredador era más grande que la mayoría de los seres humanos modernos o que los homínidos de esa época, de acuerdo con los investigadores, que sugieren asimismo que podía practicar el canibalismo ya en el útero de su madre devorando los huevos aún no eclosionados, sus potenciales hermanos.
Los paleontólogos, que exponen sus resultados en un artículo publicado en la revista Historical Biology este 11 de enero, llegaron a esta conclusión tras reexaminar los restos de un conocido ejemplar de 'Otodus megalodon' de 9,2 metros de largo. El fósil, que incluye tanto los dientes como la columna vertebral del animal, se encuentra desde finales del siglo XX en el Real Instituto Belga de Ciencias Naturales, en Bruselas, donde fue sometido durante el nuevo estudio a una tomografía computarizada.
El método ha permitido distinguir en cada vértebra líneas de crecimiento anual semejantes a los anillos que tienen los árboles en el corte del tronco y que permiten realizar una dendrocronología. Las 46 bandas de crecimiento detectadas en los huesos del fósil indican que el tiburón murió a los 46 años, y el análisis de la primera capa permitió reconstruir a un megalodón 'bebé' de gran tamaño.
Al proyectar sobre esta especie los datos de fase de desarrollo correspondientes al tiempo del parto en otros tiburones, se calculó que los megalodones recién nacidos eran las crías más grandes del mundo de los peces. Este dato también sugiere que el megalodón embrionario debía crecer dentro de su madre comiendo huevos sin eclosionar: una práctica conocida como ovofagia, que es una forma de comportamiento caníbal.
Los biólogos conocen de varias especies actuales de escualos, como el tiburón toro, que comparten este comportamiento e incluso devoran ocasionalmente a sus hermanos eclosionados. Esta estrategia alimentaria permite que sobrevivan solo unos pocos embriones de la camada o solo uno, reduciendo así las posibilidades de que las crías sean devoradas en la infancia por otros depredadores.
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